
El impago de una deuda llevó a Alarico a invadir Roma
En el aƱo 395, cerca de la desembocadura del Danubio, un joven llamado Alarico se alzaba con el poder de algunos clanes locales y poco tiempo despuĆ©s aglutinaba bajo su mando a todos los visigodos. Durante su reinado (395-410), el Imperio romano se dividió en dos estados -Roma y Bizancio-, con los que pactaban o luchaban los guerreros godos que, siempre dispuestos a prestar su experiencia militar a cambio de oro, alternaron una polĆtica de acercamientos y enfrentamientos con los romanos. Precisamente el impago de una deuda provocó la entrada de Alarico en la penĆnsula ItĆ”lica. En agosto de 410, sus tropas tomaban Roma al asalto, procediendo a su saqueo. Entre las riquezas que se llevaron figuraban la mesa del rey Salomón y el candelabro judĆo de siete brazos, que luego integrarian el tesoro visigodo.
Cuando Alarico murió de malaria ocupo su puesto AtaĆŗlfo, quien sacó a su pueblo de la bota italiana para guiarlo hacia las Galias, donde se establecieron como federados de Roma. DespuĆ©s, AtaĆŗlfo, al frente de un numeroso contingente bĆ”rbaro, se dirigió a la PenĆnsula IbĆ©rica, para asombro de los hispanos que veĆan llegar a miles de guerreros a caballo o en carruajes en compaƱĆa de sus familias.
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Soldados antes que arquitectos. fueron un pueblo mĆ”s belicoso que artista. Aun asĆ, dejaron edificios notables, como la iglesia zamorana de San Pedro |
Agricultores ganaderos y comerciantes
La división y reparto de la tierra eran la base de la estructura económica visigoda, continuadora de la romana, aunque con toques germĆ”nicos. Sus ejes principales eran la agricultura -latifundios junto a pequeƱas explotaciones-, la ganaderĆa -caballos, vacas y ovejas-, y el comercio -incipientes relaciones con el norte de Africa, Oriente Próximo y Europa. Usaban tanto el trueque como las monedas.
En el escalón superior de las clases sociales estaban los libres privilegiados, un grupo de nobles entre los que destacaba el linaje Baltho, que aportó varios monarcas al reino. DespuĆ©s se situaban los simples libres, personas económicamente independientes, habitantes de la ciudad o del campo, y con oficios diversos: artesanos, mercaderes, pequeƱos propietarios ... En el Ćŗltimo escalón estaban los esclavos, condición que se recibĆa por nacimiento, prisión en guerra o comisión de delito; pese a su situación precaria, eran objeto del derecho.
Entre los godos habĆa buenos herreros, alfareros y carpinteros, pero carecĆan de escultores, arquitectos, vidrieros y pintores, profesionales que reclutaban entre los hispanoromanos.
Impusieron su fuerza militar y después se mezclaron con la población hispanoromana
El primer asentamiento importante tuvo lugar en Barcino (Barcelona), ciudad que arrebataron a los vĆ”ndalos, uno de los pueblos bĆ”rbaros que, junto a suevos y alanos, habĆan llegado en el aƱo 409 a la PenĆnsula. En Barcino murió asesinado AtaĆŗlfo en 415.
Tras el brevĆsimo reinado de Sigerico (siete dĆas), su sucesor Walia estableció una fuerte alianza con Roma para combatir a vĆ”ndalos, suevos y alanos. La victoria visigoda permitió reivindicar un reino, el de Tolosa (Toulouse), con capital en esta ciudad del sur de Francia. Desde 418 a 507, los visigodos consiguieron ocupar una inmensa zona -buena parte de las Galias e Hispania-, con lo que se convertĆan en la potencia mĆ”s influyente del siglo V, con notables monarcas como Teodorico I o Eurico, creador del primer cuerpo de leyes visigóticas.
En el aƱo 507 los francos expulsaron de las Galias a los visigodos, cuyo rey Gesaleico se trasladó a la PenĆnsula IbĆ©rica con lo que quedaba de su pueblo para instalarse definitivamente en territorio hispano. El panorama que encontraron no era halagüeƱo, pues al fin y al cabo se trataba de una tribu germĆ”nica con arraigadas tradiciones, entre las que destacaba la elección de cada rey por aclamación popular, en contraposición a una estable forma de vida impuesta por la Roma imperial. Por otro lado, los hispanorornanos se cifraban en unos 5 millones, en su mayorĆa católicos, frente a unos 200.000 visigodos de religión arriana.
Si los primeros vivĆan de forma ordenada en ciudades y pueblos bajo el influjo cultural y polĆtico de la civilizada Roma, los visigodos llegaban como un viento de guerra dispuestos a sobrevivir manteniendo sus costumbres e imponiendo su fuerza militar, pero sabiendo que estaban obligados a un mestizaje del que por el momento llevarĆan el peso principal.
Un pueblo de guerreros carente de profesionales
La sociedad visigoda estaba siempre preparada para la guerra y sus varones eran movilizados a muy temprana edad para engrosar el ejĆ©rcito. Hasta el 40 por 100 de los habitantes de la tribu se podĆa considerar soldado. Durante la invasión, casi 80.000 guerreros hicieron callar las voces discrepantes. Sin embargo, las constantes guerras y los consiguientes reclutamientos de hombres habĆan privado al pueblo godo de oficios fundamentales para estructurar una adecuada civilización. Faltaban profesionales cualificados como mĆ©dicos, arquitectos, constructores o mineros, gremios muy consolidados entre la población hispanoromana. Con todo, a pesar de los primeros roces, ambas culturas se fueron mezclando lenta pero inexorablemente. Desde Barcelona, la capital se trasladó a MĆ©rida, luego a Sevilla y finalmente a Toledo en el aƱo 554, en tiempos del rey Atanagildo .
Un pueblo de guerreros carente de profesionales
La sociedad visigoda estaba siempre preparada para la guerra y sus varones eran movilizados a muy temprana edad para engrosar el ejĆ©rcito. Hasta el 40 por 100 de los habitantes de la tribu se podĆa considerar soldado. Durante la invasión, casi 80.000 guerreros hicieron callar las voces discrepantes. Sin embargo, las constantes guerras y los consiguientes reclutamientos de hombres habĆan privado al pueblo godo de oficios fundamentales para estructurar una adecuada civilización. Faltaban profesionales cualificados como mĆ©dicos, arquitectos, constructores o mineros, gremios muy consolidados entre la población hispanoromana. Con todo, a pesar de los primeros roces, ambas culturas se fueron mezclando lenta pero inexorablemente. Desde Barcelona, la capital se trasladó a MĆ©rida, luego a Sevilla y finalmente a Toledo en el aƱo 554, en tiempos del rey Atanagildo .
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La joya de la corona En el campo de la orfebrerĆa, la joyerĆa y los esmaltes fue donde el arte visigodo alcanzó mayor calidad y personalidad. corona colocada como lĆ”mpara votiva. |
Los asesinatos de reyes estaban a la orden del dĆa
La vida en aquella Hispania de entonces era la de un paĆs esencialmente rural, cuyas escasas ciudades se limitaron a mantener la herencia del pasado, los edificios y monumentos tardoromanos, y ofrecĆan pocas aportaciones propias.
No obstante, se fundaron algunas plazas como Victoriaco o Recópolis, esta Ćŗltima localizada en Zorita de los Canes (Guadalajara), que poseĆa unas cien viviendas dentro de un recinto amurallado.
El siglo VI ha pasado a la historia por los constantes regicidios, guerras fratricidas, conspiraciones y abusos de poder. Y asĆ fue hasta el reinado de Leovizildo (568- 586), quien impulsó una profunda revisión de las leyes y costumbres, promulgó el Codex Revisus y conquistó el reino suevo en el aƱo 585. Leovigildo se vio obligado a luchar contra su propio hijo Hermenegildo hasta derrotarle, y le sucedió su otro vĆ”stago, Recaredo, un rey fundamental, pues comprendió que tenĆa que asumir como propia la religión católica mayoritaria entre su pueblo.
El siglo VI ha pasado a la historia por los constantes regicidios, guerras fratricidas, conspiraciones y abusos de poder. Y asĆ fue hasta el reinado de Leovizildo (568- 586), quien impulsó una profunda revisión de las leyes y costumbres, promulgó el Codex Revisus y conquistó el reino suevo en el aƱo 585. Leovigildo se vio obligado a luchar contra su propio hijo Hermenegildo hasta derrotarle, y le sucedió su otro vĆ”stago, Recaredo, un rey fundamental, pues comprendió que tenĆa que asumir como propia la religión católica mayoritaria entre su pueblo.
Bajo el reinado de Recaredo, los godos se convierten en masa al catolicismo
En el aƱo 589 los visigodos se convirtieron en masa al catolicismo en un ejercicio definitivo de convivencia para las dos sociedades. Postreros intentos reaccionarios no consiguieron el objetivo de retomar al pasado arriano. Fue entonces cuando apareció con fuerza el intelectual mĆ”s relevante de la Edad Media espaƱola: San Isidoro de Sevilla, primer pensador en entender que la cultura no debĆa ser sólo privilegio de las Ć©lites sino patrimonio de todos los estratos sociales. Gracias a Isidoro, obispo de HĆspalis nacido en Cartagena, se fundaron las primeras escuelas populares regentadas por clĆ©rigos o seglares docentes. La cumbre literaria de su obra, que abarca todos los campos del saber, son las EtimologĆas, de cuyos 20 tomos se llegaron a imprimir mĆ”s de 10.000 copias que fueron referencia en centros culturales y monasterios de toda Europa.
En el siglo VII, el rey Suintila logró expulsar a los bizantinos, con lo que los visigodos alcanzaron el dominio de toda la PenĆnsula. Reyes como Chindasvinto o Recesvinto impulsaron nuevas leyes con la edición del Liber ludiciorum o Fuero Juzgo, cuerpo fundamental de nuestro derecho medieval.
A la moda visigoda, con prendas atrevidas y pelo largo
La forma de vestir en la España visigoda no contó con grandes creaciones originales ni trajo consigo drÔsticos cambios de imagen; mÔs bien se mantuvo la rnoda de la época romana con algunas evoluciones y retoques.
El fondo de armario bĆ”sico constaba de tĆŗnicas, mantos y accesorios. Las tĆŗnicas eran de diversos tipos: pectoralis (corta), escarlata y coccina, todas con mangas. Estas prendas originales de los primeros tiempos apenas sufrieron variaciones hasta el siglo VII. Sin embargo, algunas escaparon de la imposición romana, como la armilausa vulgo, mĆ”s acorde con los aires germĆ”nicos, al mostrar aberturas por delante y por detrĆ”s, que casi era una falda abierta acabada en puntas agudas. TambiĆ©n habĆa una tĆŗnica llamada amiculum, que en Roma vestĆan las mujeres de dudosa reputación, y que, sin embargo, fue utilizada en el reino visigodo por damas nobles y decentes sin que causara escĆ”ndalo alguno.
Las tĆŗnicas se decoraban con listas horizontales o verticales bastante llamativas y se ajustaban al cuerpo mediante cinturones gruesos con poderosas hebillas de bronce ornamentadas con diferentes motivos, basados esencialmente en la naturaleza y en la geometrĆa. Por su parte, las capas y mantos eran usados por ambos sexos y por todas las clases sociales.
La vestimenta se sujetaba con varios broches o fĆbulas de mayor o menor valor segĆŗn la procedencia social. En cuanto al cubrimiento de partes Ćntimas y piernas hay que hablar de las bracae y femoralia para el primer caso, y de pantalones mĆ”s o menos amplios para el segundo.
Los complementos evolucionaron de forma notable en el siglo VII. La moda acabó con el uso de fĆbulas en el vestuario y se impuso una nueva modalidad de hebillas de cinturón, cuyas placas rĆgidas adoptaron un contorno en forma de lira.
En cuanto a la estĆ©tica del cabello, el pelo corto de la Ć©poca romana dio paso a otro un poco mas largo que caĆa sobre las orejas, cubriĆ©ndolas, en ocasiones.
En el caso de las mujeres, las jóvenes llevaban los cabellos sueltos cuando eran solteras, y recogidos después de casarse.
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broche de cinturón de Castiltierra (Segovia). |
Tras la caĆda de Wamba, se aceleró la decadencia
Wamba puede ser considerado como el Ćŗltimo monarca notable del linaje visigodo. Lamentablemente, fue vĆctima de una conspiración y expulsado del trono con malas artes y brebajes hipnóticos. DespuĆ©s, sus sucesores no fueron capaces de frenar la caĆda libre en la que el reino se hallaba inmerso.
Reyes totalmente incapaces como Ervigio o Egica aceleraron el proceso decadente de un Estado sumido en el hambre, la guerra y la pobreza. En los años finales se sucedieron toda suerte de infortunios protagonizados por el escaso comercio, las malas cosechas o la peste bubónica.
Witiza, calificado por algunos investigadores como rey inteligente, justo y prudente, intentó hacer justicia con el perseguido pueblo judĆo, invitando a los exiliados hebreos a regresar a EspaƱa con la promesa de confiarles la gestión económica del Estado. Sin embargo, su prematura muerte frenó cualquier posibilidad. La guerra civil estalló nuevamente y los seguidores de Rodrigo vencieron a los witizanos, Pero el Ćŗltimo rey visigodo sólo pudo disfrutar de su trono durante 18 meses.
En el aƱo 711, tropas musulmanas desembarcaban en la PenĆnsula IbĆ©rica para batir a las huestes de don Rodrigo en las riberas del rĆo Guadalete, que hoy forman parte de la provincia de CĆ”diz . Terminaban asĆ 300 aƱos de dominio visigodo en Hispania.
Witiza, calificado por algunos investigadores como rey inteligente, justo y prudente, intentó hacer justicia con el perseguido pueblo judĆo, invitando a los exiliados hebreos a regresar a EspaƱa con la promesa de confiarles la gestión económica del Estado. Sin embargo, su prematura muerte frenó cualquier posibilidad. La guerra civil estalló nuevamente y los seguidores de Rodrigo vencieron a los witizanos, Pero el Ćŗltimo rey visigodo sólo pudo disfrutar de su trono durante 18 meses.
En el aƱo 711, tropas musulmanas desembarcaban en la PenĆnsula IbĆ©rica para batir a las huestes de don Rodrigo en las riberas del rĆo Guadalete, que hoy forman parte de la provincia de CĆ”diz . Terminaban asĆ 300 aƱos de dominio visigodo en Hispania.
Los supervivientes del empuje musulmƔn se refugiaron en algunos enclaves norteƱos; uno de esos desplazados fue Pelayo, quien aƱos mƔs tarde iniciaria en Covadonga la Reconquista .
Una parte importante de la historia de EspaƱa
Encajonados entre Roma y al-Ćndalus, los visigodos se vieron injustamente relegados por las crónicas, aunque fueron protagonistas importantes de la historia de la vieja Hispania. Especialmente sus 34 reyes -rnĆ”s de la mitad de los cuales murieron asesinados-, que desde 415 a 711 dejaron su impronta sobre las gentes que gobernaron. Los espaƱoles del siglo XXI poseemos una rica herencia genĆ©tica fruto de siglos de mestizaje. Uno de los pueblos que contribuyeron a ello fueron los visigodos.
Lista de Reyes godos .
Alarico I (395-410). El gran hĆ©roe del pueblo visigodo, unió a todas las tribus para invadir la penĆnsula ItĆ”lica. En el saqueo de Roma obtuvo un ingente tesoro. Murió de malaria a los 40 aƱos sin lograr el sueƱo de ser el primer emperador romano bĆ”rbaro.
Afaúlfo (410-415). LLevó al pueblo visigodo a las Galias, donde fijaron su capital en Tolosa. Fue el primer rey godo que pisó Hispania. Se caso con la princesa romana Gala Placidia, de la que tuvo un hijo que falleció en Barcino (Barcelona), donde él mismo murió asesinado.
Sigerico (415). Su reinado fue el mas breve de la historia visigoda: tan sólo siete dĆas teƱidos de crueldad. Fue asesinado por los seguidores de AtaĆŗlfo, que veĆan en Ć©l al instigador de la muerte de su lĆder.
Walia (415-418). Federado de Roma, derrotó a suevos, vĆ”ndalos y alanos en la PenĆnsula IbĆ©rica y fundó el reino de Tolosa. Murio en extraƱas circunstancias.
Teodorico o Teodoredo I (418- 451). El rey mÔs duradero, En sus 33 años de gobierno, el reino se fortaleció bajo la mirada romana. Aliado de Roma, se enfrentó a la amenaza de Atila y murió en la batalla de los Campos Catalaúnicos.
Turismundo (451-453). Rompió relaciones con Roma porque no le habĆan dejado vengar la muerte de su padre Teodorico I. Sus hermanos mĆ”s condescendientes con el poder hegemónico de la Ć©poca, le asesinaron cuando iniciaba los preparativos para la guerra.
Teodorico II (453-466). Consolidó las fronteras del reino de Tolosa guerreando contra los suevos y los bagaudas. Su acercamiento a la decadente Roma generó polémica entre sus generales. Fue asesinado por su hermano Eurico.
Eurico (466-484). Vio caer el imperio romano de Occidente. Articuló un cuerpo legislativo -el Código de Eurico- para gobernar mejor.
Alarico II (484-507). Creó el Breviario que lleva su nombre con el que se impartió justicia tanto a los visigodos como a los pueblos dominados por ellos. Moria luchando contra los francos en la decisiva batalla de Vouillé, donde se perdió el reino de Tolosa.
Gesaleico (507-511). Hijo bastardo de Alarico II, llevó al pueblo visigodo a su establecimiento definitivo en Hispania. Los ostrogodos le declararon la guerra y le ajusticiaron.
Amalarico (511-531). Reinó siguiendo los designios de su abuelo y regente Teodorico, el Grande. Fue asesinado por los ostrogodos.
Teudis (531-548). Trasladó la capital a Emérita Augusta y fue un gobemante justo y ecuÔnime. Murió asesinado por uno de sus guardias.
Teudiselo (548-549). Con Ć©l se acabó la influencia que ejercĆan los godos orientales en Hispania. Fue asesinado en Sevilla por una conjura de visigodos desafectos.
Agila I (549-554). De convicciones arrianas, mostró intolerancia hacia los católicos. Provocó la primera gran guerra fratricida entre visigodos. Murió asesinado.
Atanagildo (554-567). Se alió con el Imperio bizantino para derrotar a Agila I. Fijó la capital del reino en Toledo y, tras muchos años de regicidios, falleció de muerte natural.
Liuva I (567-572). Asoció a su hermano Leovigildo al trono buscando el mejor gobierno, una decisión fundamental para la historia futura.
Leovigildo (568-586). Se lanzó a conquistar toda la PenĆnsula. Venció a los suevos en 585, e impulsó el Codex Revisus.
Recaredo (586-601). Durante su reinado, el pueblo visigodo se convirtió masivamente al catolicismo tras el III Concilio de Toledo (589).
Liuva II (601-603). Subió al trono muy joven. Fue torturado y ejecutado, vĆctima de una conjura arriana.
Witerico (603-610). Intentó volver infructuosamente al arrianismo. Fue asesinado en un banquete.
Gundemaro (610-612). Toledo recibió la capitalidad religiosa del reino en detrimento de Cartagena, ocupada por los bizantinos.
Sisebuto (612-621). Culto y amante de la poesĆa, dictó la primera persecución contra los judĆos. Murió envenenado por Suintila.
Suintila (621-631). Logró expulsar a los bizantinos, obteniendo el control total sobre la PenĆnsula IbĆ©rica.
Sisenando (631-636). Se proclamó rey con ayuda de los francos. Convocó el IV Concilio de Toledo.
Chintila (636-639). LLegó al trono con 86 años, justo antes de morir San Isidoro, gran intelectual de la Europa medieval.
Tulga (639-642). El mĆ”s incapaz de todos los reyes godos, fue desposeĆdo de la corona.
Alarico I (395-410). El gran hĆ©roe del pueblo visigodo, unió a todas las tribus para invadir la penĆnsula ItĆ”lica. En el saqueo de Roma obtuvo un ingente tesoro. Murió de malaria a los 40 aƱos sin lograr el sueƱo de ser el primer emperador romano bĆ”rbaro.
Afaúlfo (410-415). LLevó al pueblo visigodo a las Galias, donde fijaron su capital en Tolosa. Fue el primer rey godo que pisó Hispania. Se caso con la princesa romana Gala Placidia, de la que tuvo un hijo que falleció en Barcino (Barcelona), donde él mismo murió asesinado.
Sigerico (415). Su reinado fue el mas breve de la historia visigoda: tan sólo siete dĆas teƱidos de crueldad. Fue asesinado por los seguidores de AtaĆŗlfo, que veĆan en Ć©l al instigador de la muerte de su lĆder.
Walia (415-418). Federado de Roma, derrotó a suevos, vĆ”ndalos y alanos en la PenĆnsula IbĆ©rica y fundó el reino de Tolosa. Murio en extraƱas circunstancias.
Teodorico o Teodoredo I (418- 451). El rey mÔs duradero, En sus 33 años de gobierno, el reino se fortaleció bajo la mirada romana. Aliado de Roma, se enfrentó a la amenaza de Atila y murió en la batalla de los Campos Catalaúnicos.
Turismundo (451-453). Rompió relaciones con Roma porque no le habĆan dejado vengar la muerte de su padre Teodorico I. Sus hermanos mĆ”s condescendientes con el poder hegemónico de la Ć©poca, le asesinaron cuando iniciaba los preparativos para la guerra.
Teodorico II (453-466). Consolidó las fronteras del reino de Tolosa guerreando contra los suevos y los bagaudas. Su acercamiento a la decadente Roma generó polémica entre sus generales. Fue asesinado por su hermano Eurico.
Eurico (466-484). Vio caer el imperio romano de Occidente. Articuló un cuerpo legislativo -el Código de Eurico- para gobernar mejor.
Alarico II (484-507). Creó el Breviario que lleva su nombre con el que se impartió justicia tanto a los visigodos como a los pueblos dominados por ellos. Moria luchando contra los francos en la decisiva batalla de Vouillé, donde se perdió el reino de Tolosa.
Gesaleico (507-511). Hijo bastardo de Alarico II, llevó al pueblo visigodo a su establecimiento definitivo en Hispania. Los ostrogodos le declararon la guerra y le ajusticiaron.
Amalarico (511-531). Reinó siguiendo los designios de su abuelo y regente Teodorico, el Grande. Fue asesinado por los ostrogodos.
Teudis (531-548). Trasladó la capital a Emérita Augusta y fue un gobemante justo y ecuÔnime. Murió asesinado por uno de sus guardias.
Teudiselo (548-549). Con Ć©l se acabó la influencia que ejercĆan los godos orientales en Hispania. Fue asesinado en Sevilla por una conjura de visigodos desafectos.
Agila I (549-554). De convicciones arrianas, mostró intolerancia hacia los católicos. Provocó la primera gran guerra fratricida entre visigodos. Murió asesinado.
Atanagildo (554-567). Se alió con el Imperio bizantino para derrotar a Agila I. Fijó la capital del reino en Toledo y, tras muchos años de regicidios, falleció de muerte natural.
Liuva I (567-572). Asoció a su hermano Leovigildo al trono buscando el mejor gobierno, una decisión fundamental para la historia futura.
Leovigildo (568-586). Se lanzó a conquistar toda la PenĆnsula. Venció a los suevos en 585, e impulsó el Codex Revisus.
Recaredo (586-601). Durante su reinado, el pueblo visigodo se convirtió masivamente al catolicismo tras el III Concilio de Toledo (589).
Liuva II (601-603). Subió al trono muy joven. Fue torturado y ejecutado, vĆctima de una conjura arriana.
Witerico (603-610). Intentó volver infructuosamente al arrianismo. Fue asesinado en un banquete.
Gundemaro (610-612). Toledo recibió la capitalidad religiosa del reino en detrimento de Cartagena, ocupada por los bizantinos.
Sisebuto (612-621). Culto y amante de la poesĆa, dictó la primera persecución contra los judĆos. Murió envenenado por Suintila.
Suintila (621-631). Logró expulsar a los bizantinos, obteniendo el control total sobre la PenĆnsula IbĆ©rica.
Sisenando (631-636). Se proclamó rey con ayuda de los francos. Convocó el IV Concilio de Toledo.
Chintila (636-639). LLegó al trono con 86 años, justo antes de morir San Isidoro, gran intelectual de la Europa medieval.
Tulga (639-642). El mĆ”s incapaz de todos los reyes godos, fue desposeĆdo de la corona.
Chindasvinto (642-653). Amante de la ley y el orden. Ejecutó a 700 miembros de la nobleza disconformes con su régimen.
Recesvinto (653-672). ArtĆfice del Liber ludiciorum, código legislativo visigodo. Su reinado se caracterizó por la paz y el florecimiento cultural.
Wamba (672-680). Intentó la reordenación urbana de Toledo. Fue envenenado en una conjura.
Ervigio (680-687). Repartió riquezas entre aristocracia y clero, llevando al Estado a la ruina.
Egica (687-702). Durante su reinado, malas cosechas, enfrentamientos y la peste bubónica diezmaron una población amenazada por los enemigos exteriores.
Witiza (702-710). Fue defensor de los judĆos. Bajo su mandato se celebró el Ćŗltimo Concilio de Toledo.
Rodrigo (710-711). Ćltimo rey visigodo, fue derrotado por los musulmanes en la batalla de Guadalete, donde se cree que murió.
Recesvinto (653-672). ArtĆfice del Liber ludiciorum, código legislativo visigodo. Su reinado se caracterizó por la paz y el florecimiento cultural.
Wamba (672-680). Intentó la reordenación urbana de Toledo. Fue envenenado en una conjura.
Ervigio (680-687). Repartió riquezas entre aristocracia y clero, llevando al Estado a la ruina.
Egica (687-702). Durante su reinado, malas cosechas, enfrentamientos y la peste bubónica diezmaron una población amenazada por los enemigos exteriores.
Witiza (702-710). Fue defensor de los judĆos. Bajo su mandato se celebró el Ćŗltimo Concilio de Toledo.
Rodrigo (710-711). Ćltimo rey visigodo, fue derrotado por los musulmanes en la batalla de Guadalete, donde se cree que murió.
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