1541: Francisco Pizarro fallece en su palacio de Lima

El 26 de junio de 1541 el conquistador español Francisco Pizarro moría asesinado en su palacio de Lima, en Perú, luchando a brazo partido contra los traidores que le atacaban. Cuentan que a la muerte de Almagro, Pizarro derramó lágrimas amargas y desde entonces vivió sumido en la melancolía. Acogió al hijo del vencido, Almagro el Mozo, y trató de pacificar las facciones que se habían formado. Sin embargo, nada hizo por evitar la muerte de su socio, confiando en la justicia que impartiría su hermano.

Pese a sus intentos conciliadores, los «almagristas» vivían en la miseria. Pizarro les consideraba culpables de su ruptura con Almagro y su situación era de total abandono. Éstos, empujados por Juan de Rada, se juntaron en torno a Almagro el Mozo con intención de derrocar al gobernador y vengar las afrentas sufridas. Pizarro tenía entonces sesenta y tres años y apenas llevaba guardia personal. Con sólo treinta hombres, Rada fue capaz de entrar en el Palacio Imperial y acorralar al gobernador, que lejos de esconderse se ponía a duras penas la coraza y animaba a su hermanastro, Martín Alcántara, a reducir a los golpistas. «A ellos hermano, que nosotros dos nos bastamos para acabar con estos traidores». El viejo conquistador delataba su posición y porfiaba por salir a enfrentarse a sus atacantes mientras su hermano, bajito pero robusto y gran esgrimidor, se apostaba en el estrecho pasillo formando un dique junto a la reducida guardia. Pronto quedó solo Alcántara y al caer éste salió al pasillo Pizarro, con la coracina a medio abrochar y blandiendo la espada con un vigor extraordinario para sus años. Los mantuvo a raya mientras aguantó en el pasillo, pero al retroceder al cuarto consiguieron rodearle y desarmarle con un tajo en el cuello. Herido de muerte, el anciano dibujó con su sangre una cruz en el suelo y la besó antes de morir.

Tras la muerte de Francisco Pizarro, los «almagristas» se apoderaron del gobierno municipal. Hernando Pizarro se encontraba en España y Gonzalo en Quito, pero pronto Los pizarristas tendrian la oportunidad de vengar a su  lider  en la guerra de Chupas, consecuencia de la cual dejaría la vida Almagro el Mozo. Perú quedaba convertido en un semillero de discordias, aunque esta cuestión no debiera enturbiar la gran obra de Pizarro.

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