1537: Pedro de Mendoza, primer adelantado del Río de la Plata , fallece
El 24 de junio de 1537 moría en el camino de regreso a España el conquistador don Pedro de Mendoza, primer adelantado del Río de la Plata y fundador de la ciudad de Buenos Aires.
La exploración del Río de la Plata fue comparativamente tardía en relación a las primeras empresas en México y Perú. Su interés nacía de la rivalidad con Portugal en la apropiación de los difusos límites que marcaba el Tratado de Tordesillas. Carlos V ordenó organizar una expedición para poblar y conquistar las tierras comprendidas entre el paralelo 25º y el 36º con base en Brasil. Su intención era adelantarse a la penetración lusa. Ante el rechazo de Pedro Fernández de Lugo, le entrega la misión a don Pedro de Mendoza, un granadino de noble origen, veterano de Italia que pudo participar en el «saco de Roma». Mendoza viajaba aquejado de sífilis y tuvo que contar con la ayuda de su capitán, Juan de Ayolas, para desbaratar una conspiración para robarle el mando en plena travesía. La ejecución de uno de los cabecillas fue suficiente para que pudiesen llegar a puerto sin mayores sobresaltos.
Nada más desembarcar, el día 3 de febrero, en un acto despojado de ceremonia, fundaron el Puerto de Nuestra Señora del Buen Aire, ciudad que sería trasladada en el futuro debido a las malas condiciones de su primer emplazamiento. Las dificultades con que se encontró Mendoza fueron extraordinarias. Las tribus eran hostiles y no temían a los caballos, que inutilizan con sus boleadoras, el terreno no daba alimento y era tan yermo que ni tan siquiera tenía piedras para levantar fortificaciones. La desesperación llegó a tal punto que los colonos tuvieron que alimentarse de cuero y de la carne humana de los caídos. Ya levantaba Mendoza el campamento cuando la expedición de Ayolas en busca de víveres regresó con una buena cantidad de alimentos.
En abril de 1537, el adelantado Pedro de Mendoza, consumido por la enfermedad, emprendió el camino a casa, dejando al mando a Francisco Luis Galán y Juan de Ayolas. Moriría antes de tocar tierra, a la altura de Cabo Verde, tras una larga agonía. En cuanto a sus hombres, Ayolas fallecería de camino a los Andes, mientras que Juan de Salazar pudo fundar el fuerte de Asunción, futura capital de Paraguay y nuevo campamento base de los conquistadores del Río de la Plata.
La exploración del Río de la Plata fue comparativamente tardía en relación a las primeras empresas en México y Perú. Su interés nacía de la rivalidad con Portugal en la apropiación de los difusos límites que marcaba el Tratado de Tordesillas. Carlos V ordenó organizar una expedición para poblar y conquistar las tierras comprendidas entre el paralelo 25º y el 36º con base en Brasil. Su intención era adelantarse a la penetración lusa. Ante el rechazo de Pedro Fernández de Lugo, le entrega la misión a don Pedro de Mendoza, un granadino de noble origen, veterano de Italia que pudo participar en el «saco de Roma». Mendoza viajaba aquejado de sífilis y tuvo que contar con la ayuda de su capitán, Juan de Ayolas, para desbaratar una conspiración para robarle el mando en plena travesía. La ejecución de uno de los cabecillas fue suficiente para que pudiesen llegar a puerto sin mayores sobresaltos.
Nada más desembarcar, el día 3 de febrero, en un acto despojado de ceremonia, fundaron el Puerto de Nuestra Señora del Buen Aire, ciudad que sería trasladada en el futuro debido a las malas condiciones de su primer emplazamiento. Las dificultades con que se encontró Mendoza fueron extraordinarias. Las tribus eran hostiles y no temían a los caballos, que inutilizan con sus boleadoras, el terreno no daba alimento y era tan yermo que ni tan siquiera tenía piedras para levantar fortificaciones. La desesperación llegó a tal punto que los colonos tuvieron que alimentarse de cuero y de la carne humana de los caídos. Ya levantaba Mendoza el campamento cuando la expedición de Ayolas en busca de víveres regresó con una buena cantidad de alimentos.
En abril de 1537, el adelantado Pedro de Mendoza, consumido por la enfermedad, emprendió el camino a casa, dejando al mando a Francisco Luis Galán y Juan de Ayolas. Moriría antes de tocar tierra, a la altura de Cabo Verde, tras una larga agonía. En cuanto a sus hombres, Ayolas fallecería de camino a los Andes, mientras que Juan de Salazar pudo fundar el fuerte de Asunción, futura capital de Paraguay y nuevo campamento base de los conquistadores del Río de la Plata.
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