El erotismo en la Roma Imperial
Los romanos de la decadencia ,Thomas couture |
El disfrute de los placeres del cuerpo apenas tuvo limitaciones en la antigua Roma. A menudo, la coartada lujuriosa era sagrada: un rito de agradecimiento a los dones y dioses de la vida.
El mismo Eneas, mítico fundador de la Ciudad Eterna, ya llevaba en su sangre la buena disposición para no perderse ninguno de los gozos sexuales. Y es que el héroe de Troya : era hijo nada más y nada menos que de Afrodita, adorada en Roma como Venus, diosa de la belleza y la lujuria, del amor y la reproducción. Nada o muy poco se les ponía en medio a los romanos para disfrutar sin trabas de su propio cuerpo. Ni el qué dirán, ni el problema de pecar, ni el día ni la hora; ni siquiera los límites de tendencia sexual . Y para muestra, todo un icono de romanidad: Julio César, de quien por sus ajetreados lios de cama se llegó a decir que era "marido de todas las mujeres y mujer de todos los maridos".
1 comentarios:
Publicar un comentario