La Segunda Guerra Mundial fue el final de los acorazados. Los protagonistas de la batalla de Jutlandia en la I guerra mundial ,dieron paso a los portaviones y a los submarinos en los primeros combates donde no se avistaron nunca sus contendientes.
Este tipo de navío fue diseñado por la Kriegsmarine para operar como piratas: operaciones furtivas en el Atlántico contra los barcos de transporte británicos a la vez que evitaban entablar combates con otros buques de guerra. El más célebre fue el Admiral Graf Spee, apoyado por su buque de suministro Altmark, que hundió varios transportes aliados antes de enfrentarse con tres cruceros en Río de la Plata. A pesar de tener la oportunidad de escapar tras dejarlos grávemente dañados, se refugió en Montevideo. El Gobierno de Uruguay dio 72 horas de plazo para marcharse, tiempo aprovechado por los británicos para retrasar su marcha mediante sabotajes y desplegar sus escuadras a la salida. El capitán del Graf Spee, Hans Langsdorff, ordenó su hundimiento. Un día después, se suicidó envuelto en la bandera alemana .
ACORAZADO YAMATO

La Batalla del Atlántico fue decisiva. Las 'manadas de lobos' alemanas estuvieron a punto de ahogar a Reino Unido atacando a sus convoyes desde las sombras. Los primeros años fueron dramáticos, con una media de 350.000 toneladas hundidas al mes en 1941. Sin embargo, con la introducción del sonar los submarinos quedaron a merced de los destructores. Alrededor de 85.000 marinos aliados murieron. Por su parte, unos 28.000 de los 41.000 tripulantes de submarinos alemanes, 783 de 1.200 U-Boat, desaparecieron en las aguas del Atlántico. El mejor submarino alemán fue el U-VII, capaz de sumergirse a 250 metros sin poner en peligro su integridad, aunque al final de la guerra entró el servicio el eléctrico XXI.
PORTAVIONES

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