El 1 de septiembre de 672 falleció el rey Recesvinto y fue designado sucesor Wamba, el último de los grandes reyes godos.
Por verse muy mayor, quiso inicialmente resistirse pero cedió al fin cuando un impetuoso capitán le dio a elegir entre el trono o la muerte.
Por verse muy mayor, quiso inicialmente resistirse pero cedió al fin cuando un impetuoso capitán le dio a elegir entre el trono o la muerte.
Por iniciativa propia exigió ser coronado en Toledo el 20 de octubre de 672.Al comienzo de su reinado, en una de las habituales campañas contra los rebeldes vascones, tuvo noticia de una insurrección en la Septimania. Mandó al duque Paulo a sofocar la rebelión para enterarse poco después de que, lejos de apaciguarla, tomó partido sumándose a ella para encabezarla, recibiendo el apoyo del duque de la Tarraconense Ranosindo, que consiguió sublevar las ciudades de Barcelona y Gerona. Paulo consumó su traición haciéndose ungir como rey de la Septimania.
La afrenta fue suficiente para que Wamba, sin pensar siquiera en rehacer su ejército, se lanzase a una violenta ofensiva contra Narbona. Al llegar al límite de los Pirineos demostró el monarca su talento estratégico al formar tres frentes de vanguardia que avanzaron por distintas vías, uno al oeste, otro hacia el centro y el último pegado a la costa, mientras él los seguía de cerca con el grueso de las tropas. Con un ritmo vertiginoso avanzó hasta sitiar Narbona y Nimes, donde se refugiaba Paulo.
La ciudad cayó al tercer día de asedio y el traidor Paulo fue entregado por sus propios hombres. Seis meses después de partir en campaña contra los vascones, regresaba Wamba a Toledo con el duque Paulo preso, vestido de harapos y coronado con una raspa de pescado que hacía escarnio de su ambición.
Desde entonces, Wamba pudo gobernar con acierto hasta que una conjura precipitó su caída. Al parecer, el Rey fue envenenado con una sustancia de efectos hipnóticos que le hizo parecer moribundo. Ante la inminencia de la muerte recibió la penitencia, sacramento que en aquella época sólo se administraba una vez y obligaba al penitente a llevar una vida ejemplar alejado de tentaciones y preocupaciones mundanas.
Desde entonces, Wamba pudo gobernar con acierto hasta que una conjura precipitó su caída. Al parecer, el Rey fue envenenado con una sustancia de efectos hipnóticos que le hizo parecer moribundo. Ante la inminencia de la muerte recibió la penitencia, sacramento que en aquella época sólo se administraba una vez y obligaba al penitente a llevar una vida ejemplar alejado de tentaciones y preocupaciones mundanas.
Wamba fue tonsurado como un monje y declarado velut mortuus huic mundo (muerto para este mundo), por lo que se vio obligado a dejar el trono y recluirse en un monasterio.
El rey Wamba se retiró al monasterio de San Vicente en Pampliega, actualmente desaparecido, y allí murió en el año 688. Su cadáver recibió sepultura ante la puerta de la iglesia del monasterio de San Vicente, y allí permaneció sepultado hasta que, en el siglo XIII, Alfonso X el Sabio ordenó que sus restos mortales fueran trasladados a la iglesia de Santa Leocadia, ubicada junto al Alcázar de Toledo, donde también habían sido trasladados los restos de su padre, el rey Recesvinto.Durante la Guerra de la Independencia Española, los sepulcros donde descansaban los restos de ambos monarcas fueron profanados por las tropas francesas.
En 1845, los restos de ambos monarcas, fueron trasladados a la Catedral de Toledo, donde fueron depositados en el salón principal de la sacristía de la catedral, lugar en el que permanecen actualmente.
En 1845, los restos de ambos monarcas, fueron trasladados a la Catedral de Toledo, donde fueron depositados en el salón principal de la sacristía de la catedral, lugar en el que permanecen actualmente.
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