Es sabido que el término «guerrilla» fue creado para denominar las acciones militares rápidas, con pocos hombres, durante la Guerra de la Independencia de España contra Francia.
Juan Pablo Clarós fue en ese tiempo un auténtico guerrillero, de los más famosos y admirados. Toda su acción se desarrolló en Cataluña, donde nació en una fecha imprecisa de finales del setecientos. Se sabe que antes del levantamiento contra las tropas napoleónicas había sido militar, exactamente ayudante mayor del Batallón Ligero de Gerona, y que había desempeñado un buen papel en la anterior guerra contra Francia, en 1793.
En 1808 se puso al mando del Segundo Tercio de Migueletes, con el propósito de detener a los convoyes que fuesen hacia la frontera o regresaran de ella e incautarse de sus mercancías. En esa función, derrotó a una división enemiga, causándole centenares de bajas, en las inmediaciones de Molins de Rey. Aquel mismo año, estando sitiada la ciudad de Gerona por el general Duhesme, Clarós, a las órdenes del general Caldagués, no sólo recuperó la plaza, sino que persiguió a Duhesme hasta la frontera, contando para ello con los guerrilleros locales.
Ello no impidió un segundo y un tercer sitio de Gerona, ciudad en la que los catalanes actuaron con gran valor, defendiéndose con sus propios recursos y un valor a toda prueba.
El 9 de marzo de 1809, Clarós, ya metido de lleno en la táctica guerrillera, intentó la liberación de Barcelona, con la ayuda de otros jefes de grupos. Clarós llegó hasta la Puerta del Ángel, pero un tremendo temporal impidió vadear el río Besós a los que venían del norte en su ayuda. Los navíos ingleses que les iban a apoyar, por el mismo motivo, tuvieron que alejarse de la costa, donde corrían el riesgo de naufragar. No obstante, Clarós rompió el cerco en el que le habían encerrado los franceses y logró salir de la ciudad hacia Molins de Rey, donde también se desarrollaba un grave enfrentamiento.
Después de batir una vez más al enemigo en Besalú, el capitán general de Cataluña encomió en nombre de la Junta Central al ya por entonces teniente coronel Clarós por los «continuados y grandes servicios que le distinguen».
En septiembre de 1810, este combatiente inagotable entró en territorio francés y recorrió varios pueblos, desarmando a los militares a cargo e imponiendo tributo a sus habitantes.
Terminada la guerra, Clarós se estableció en Granada, donde moriría.
Juan Pablo Clarós fue en ese tiempo un auténtico guerrillero, de los más famosos y admirados. Toda su acción se desarrolló en Cataluña, donde nació en una fecha imprecisa de finales del setecientos. Se sabe que antes del levantamiento contra las tropas napoleónicas había sido militar, exactamente ayudante mayor del Batallón Ligero de Gerona, y que había desempeñado un buen papel en la anterior guerra contra Francia, en 1793.
En 1808 se puso al mando del Segundo Tercio de Migueletes, con el propósito de detener a los convoyes que fuesen hacia la frontera o regresaran de ella e incautarse de sus mercancías. En esa función, derrotó a una división enemiga, causándole centenares de bajas, en las inmediaciones de Molins de Rey. Aquel mismo año, estando sitiada la ciudad de Gerona por el general Duhesme, Clarós, a las órdenes del general Caldagués, no sólo recuperó la plaza, sino que persiguió a Duhesme hasta la frontera, contando para ello con los guerrilleros locales.
Ello no impidió un segundo y un tercer sitio de Gerona, ciudad en la que los catalanes actuaron con gran valor, defendiéndose con sus propios recursos y un valor a toda prueba.
El 9 de marzo de 1809, Clarós, ya metido de lleno en la táctica guerrillera, intentó la liberación de Barcelona, con la ayuda de otros jefes de grupos. Clarós llegó hasta la Puerta del Ángel, pero un tremendo temporal impidió vadear el río Besós a los que venían del norte en su ayuda. Los navíos ingleses que les iban a apoyar, por el mismo motivo, tuvieron que alejarse de la costa, donde corrían el riesgo de naufragar. No obstante, Clarós rompió el cerco en el que le habían encerrado los franceses y logró salir de la ciudad hacia Molins de Rey, donde también se desarrollaba un grave enfrentamiento.
Después de batir una vez más al enemigo en Besalú, el capitán general de Cataluña encomió en nombre de la Junta Central al ya por entonces teniente coronel Clarós por los «continuados y grandes servicios que le distinguen».
En septiembre de 1810, este combatiente inagotable entró en territorio francés y recorrió varios pueblos, desarmando a los militares a cargo e imponiendo tributo a sus habitantes.
Terminada la guerra, Clarós se estableció en Granada, donde moriría.
Juan Pablo Clarós fue en ese tiempo un auténtico guerrillero !!!
ResponderEliminarEs muy cierto!
Su descendiente directo
Domingo de Clarós