En 1941 la Alemania nazi requería mano de obra para sostener su industria de guerra.
La España de Franco, en cambio, necesitaba desprenderse de trabajadores, debido a la precariedad de una economía maltrecha por la Guerra Civil.
Las autoridades españolas veían en esta salida una solución al desempleo.
Ante la convergencia de intereses, ese año los dos países firmaron un convenio. España permitió a miles de personas desplazarse a Alemania con un contrato de trabajo de un año de duración, prorrogable otro más. En la imagen contemplamos a algunos de los seiscientos "productores" (tal como los denominó el régimen para evitar términos como "obrero", de connotaciones izquierdistas) que salieron de Barcelona.
El fotógrafo Josep Brangulí los inmortalizó cuando se disponían a partir de la Estación de Francia.
Al frente de cada grupo se hallaba un jefe, por lo general miembro del partido de la Falange o de Sindicato Vertical, el único existente en el país, que integraba a trabajadores y empresarios.
Tras cruzar la frontera, la expedición se detenía en Hendaya, donde los miembros recibían ropa de trabajo. El importe de las prendas les sería descontado del dinero que enviaban a sus familias a través del Banco Internacional de Industria y Comercio y del Deutsche Überseeische Bank.
Una vez en su destino, los españoles disfrutaron de beneficios sociales, como un seguro contra accidentes. Pero también se enfrentaron a numerosos problemas. Se quejaron, por ejemplo, de raciones de comida insuficientes y condimentadas "siempre al gusto alemán". Conforme avanzó la Segunda Guerra Mundial, este tipo de emigración dejó de ser atractiva debido a los bombardeos cada vez más frecuentes.
La mayoría de los afectados deseó regresar a casa; otros prefirieron enrolarse en una unidad de voluntarios al servicio de Hitler.
Interesantisimo. Muchas gracias.
ResponderEliminar