La esclavitud fue uno de los puntales básicos de la economía romana.
Y en opinión de algunos cronistas e historiadores, también una de las causas inmediatas de la decadencia y caída del Imperio, porque aquellos individuos sin derechos convirtieron en vagos redomados a los ciudadanos de pleno derecho.
Se encargaban de todas las tareas, desde las más rudas a las más delicadas, a cambio de un mísero condumio y de unos andrajos. Las campañas militares producían una cantidad ingente de ellos.
Se dice que la conquista de la Galia por César arrojó un saldo de un millón de esclavos subastados. y eran un negocio redondo.
Y en opinión de algunos cronistas e historiadores, también una de las causas inmediatas de la decadencia y caída del Imperio, porque aquellos individuos sin derechos convirtieron en vagos redomados a los ciudadanos de pleno derecho.
Se encargaban de todas las tareas, desde las más rudas a las más delicadas, a cambio de un mísero condumio y de unos andrajos. Las campañas militares producían una cantidad ingente de ellos.
Se dice que la conquista de la Galia por César arrojó un saldo de un millón de esclavos subastados. y eran un negocio redondo.
Hacia el siglo II, el precio de un esclavo corriente era de 1.500 denarios. un ciudadano lo compraba lo llevaba a su casa, lo ponía a trabajar y procuraba emparejarlo con alguna de sus esclavas.
Puesto que los hijos también eran de su propiedad, digamos que el negocio progresaba por sí mismo, y la inversión que suponía mantener al niño hasta que era productivo se compensaba con su trabajo gratuito el resto de su vida. Organizándose bien, un ciudadano podía triplicar el número de sus esclavos en una sola generación.
Las familias patricias de largo linaje disponían de un verdadero ejército de esclavos que eran hijos, nietos y bisnietos de los que compraran sus nobles antepasados.
Puesto que los hijos también eran de su propiedad, digamos que el negocio progresaba por sí mismo, y la inversión que suponía mantener al niño hasta que era productivo se compensaba con su trabajo gratuito el resto de su vida. Organizándose bien, un ciudadano podía triplicar el número de sus esclavos en una sola generación.
Las familias patricias de largo linaje disponían de un verdadero ejército de esclavos que eran hijos, nietos y bisnietos de los que compraran sus nobles antepasados.
Pero, además, algunos de ellos lograban reunir el precio estipulado para su libertad, de modo que al cabo de veinte o treinta años de trabajo devolvían a sus amos la suma que habían pagado por ellos.
A su vez, ese dinero podria emplearse en comprar nuevos esclavos. Lo dicho, un negocio redondo.
A su vez, ese dinero podria emplearse en comprar nuevos esclavos. Lo dicho, un negocio redondo.
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