La Ahnenerbe, sección ocultista de las SS nazis,
siguió el rastro en españa del Arca de la Alianza y el Cáliz de Cristo.
La Deutsches Ahnenerbe, o «Sociedad para la
Investigación y Enseñanza sobre la Herencia Ancestral Alemana» ,conocida como
La Ahnenerbe o también SS-Ahnenerbe, fue una entidad científica alemana
constituida formalmente en 1935 por dirigentes e ideólogos del Partido Nacional
socialista Obrero Alemán para realizar y divulgar investigaciones con fines
educativos en apoyo de la ideología nazi y en particular, de sus teorías
relacionadas con la raza aria en paralelo con sus investigaciones de la raza
germana.
En 1940, durante la Segunda Guerra Mundial, la Ahnenerbe fue integrada en la estructura de las SS, organización fundamental del aparato de Estado del Tercer Reich, y dirigida, bajo la presidencia de Heinrich Himmler, por Walther Wüst y Wolfram von Sievers, orientando su actividad hacia expediciones arqueológicas, etnológicas y antropológicas tanto en países sudamericanos como Brasil o países del Himalaya.
Al final de la guerra, quedó disuelta y sus
actividades investigadas en el marco de los juicios de Núremberg, siendo
declarada organización criminal en 1946 junto con las SS.
Las investigaciones que llevó a cabo la Ahnenerbe
recuerdan al guión de alguna de las películas protagonizadas por Indiana Jones.
La «secta» paracientífica creada por Heinrich Himmler recorrió el mundo en
busca del origen del pueblo ario, de pruebas de su superioridad racial y de
«objetos de poder» . La organización ocultista también estuvo en España. Los
nazis creyeron que en España podrían encontrar alguna pista de esos
preciados tesoros.
Convirtió el castillo de
Wewelsburg, en Westfalia, en su cuartel general y destino de las reliquias que
recogía por todo el mundo.
Wolfram von Sievers dirigía la sección «arqueológica» de las SS |
La lanza y la Piedra.
La sección esotérica de las SS quiso robar de la abadía de Westminster la Piedra de Scone sobre la que se coronan los reyes de Inglaterra y que, creían los nazis, fue sobre la que Jacob se recostó antes de soñar con la escalera que llevaba a Dios. Pero el Tercer Reich no consiguió hacerse con esa «poderosa arma».
Horas antes del suicidio de Hitler, los americanos se hicieron con la Lanza
La Ahnenerbe tuvo también entre sus objetivos la Lanza del Destino, con la que el centurión romano Cayo Casio Longinos hirió en el costado a Cristo. Existían cuatro lanzas, pero los nazis creían que la que se encontraba en el Museo Hofburg de Viena era la auténtica. Cuando el Tercer Reich se anexionó Austria, la pieza pasó a manos de Adolf Hitler. Se suponía que otorgaba la victoria por siempre a su poseedor, y la derrota y muerte a quien la perdiera. Horas antes de que el «führer» se suicidase en su búnker berlinés, soldados estadounidenses habían logrado hacerse con la Lanza de Longinos o del Destino.
Sobre la autenticidad de la pieza no hay muchas
dudas. Los análisis efectuados en 2003 revelaron que la hoja de la lanza es de
los siglos VII u VIII.
Heinrich Himmler, líder de las SS y de la Ahnenerbe |
Himmler en Montserrat
De entre todos los «objetos de poder» que buscó la Ahnenerbe, la pieza más codiciada por la sección ocultista de las SS era el Santo Grial, que utilizó Jesús en la última Cena. Se supone que José de Arimatea lo llevó a Europa, y que los cátaros fueron los últimos en guardarlo en el Languedoc francés. Allí, en las ruinas de Montsegur, lo buscó infructuosamente uno de los miembros más destacados de la Ahnenerbe, el ocultista Otto Rahn.
Tras el fracaso de este gurú del esoterismo nazi,
Himmler visitó el monasterio de Montserrat y preguntó por el Cáliz. el
«reichführer» quiso visitar los pasadizos subterráneos de la montaña, muy
cercana , pero el padre Ripol, que hacía de anfitrión, rechazó la
solicitud.
El líder de las SS exigió ver todos los documentos del monasterio que estuviesen relacionados con el Cáliz. Ante la negativa del padre Ripol, Himmler gritó: «¡Todo el mundo en Alemania sabe que el Grial está en Montserrat!».
El «reichführer» se negó a besar la imagen de la Virgen negra de Montserrat, la Moreneta, y demostró su ignorancia cuando «mientras visitaba el museo del monasterio, al ver unos restos de un hombre íbero de grandes dimensiones, aventuró que se trataba sin duda de un guerrero nórdico. Cuando el padre Ripol le explicó que era un íbero, no un nórdico, el nazi aseguró enojado que los íberos eran oriundos del norte de Europa».
Nazis en Toledo
Otro de los tesoros que ambicionó la Ahnenerbe fue el Arca de la Alianza. Su búsqueda llevó a la sección arqueológica de las SS hasta España. Según las Sagradas Escrituras, Dios ordenó a Moisés construir un arca como símbolo de la Alianza entre Él y el pueblo de Israel. Los judíos la construyeron y guardaron en su interior las Tablas con los Diez Mandamientos, la vara de Aarón y maná en un jarrón dorado. Se trataba de un arma poderosa, pues tocarla provocaba la muerte, y poseerla otorgaba la victoria. Con ella, 40.000 hebreos marcharon durante siete días alrededor de la ciudad de Jericó, el séptimo día los sacerdotes tocaron sus trompetas y la muralla de la ciudad se derrumbó.
Pero a los nazis de la Ahnenerbe se les presentaría un problema en caso de encontrar el Arca. Según la tradición hebrea, sólo un gran rabino judío podría abrirla sin morir, porque para ello era necesario conocer el verdadero nombre de Dios. Únicamente mediante la cabalística, o ciencia que persigue la comprensión de lo divino a través de los números y las letras, podrían los nazis conocer el nombre de Dios y abrir el Arca. La Ahnenerbe buscó un cabalista judío, y lo encontró en Auschwitz.
El cabalista, que no quería volver al campo de
exterminio, se calló el hecho de que según la tradición, tras la muerte de
Jesús en la cruz y el posterior desgarro del velo del Templo de Jerusalén, el
pacto entre Dios e Israel se rompió, y el Arca perdió su poder.
El cabalista dirigió a la Ahnenerbe hasta la comunidad judía de Toledo. Allí los nazis debieron encontrar alguna pista del Arca, porque poco después el almirante Wilhelm Canaris, máximo responsable del espionaje de la Wehrmacht, decidió dirigirse al madrileño Museo Arqueológico Nacional, donde creía que podría encontrar el Arca entre una colección de piezas del Antiguo Egipto supuestamente recopiladas por una logia masónica.
Ernst Schäfer dirigió la expedición de la Ahnenerbe al Tíbet |
Las expediciones al Tíbet y Sudamérica
Algunas teorías de los racistas nazis sostenían que
el Tíbet pudo ser la cuna del pueblo ario. los
investigadores raciales afirmaban que los ancestros de Alemania conquistaron Asia
en el pasado remoto, dando lugar a una poderosa clase dominante de cabellos
rubios.
La sección arqueológica de las SS envió una expedición al Tíbet dirigida por el biólogo Ernst Schäfer. El investigador racial Bruno Beger, encargado de la parte más esotérica de la misión, midió los cráneos de 376 personas y sacó moldes de las cabezas y rostros de 17. El equipo de Schäfer llevó también a Alemania numerosos volúmenes de textos sagrados tibetanos. La Orden Negra, organización paralela a la sección ocultista de las SS, estaba interesada en los rituales de los lamas para contactar con los «seres superiores».
Bruno Beger midió los cráneos de 376 tibetanos |
Los nazis de Ahnenerbe también se interesaron por Sudamérica. Edmund Kiss creía que la antigua capital andina de Tiwanaku era creación de unos colonos nórdicos que habían llegado a Bolivia por mar hacía más de un millón de años [...] Convenció a Himmler de que le enviara en una expedición de veinte hombres a Bolivia, un plan que sólo se vería frustrado por el inicio de la guerra». Un comando de la sección esotérica de las SS, al mando de Karl-Maria Wiligut, viajó a Sudamérica a fin de hacerse con distintos «objetos de poder», como el Martillo de Wotan o las misteriosas calaveras de cristal precolombinas.
Crímenes contra la Humanidad
José Gregorio González recoge en Arqueología «fantástica» estas palabras de Bruno Beger, miembro del equipo que la Ahnenerbe envió al Tíbet: «Soy de la opinión de que el completo exterminio de los judíos en Europa, y fuera de ella, en todo el mundo si es posible, no supondrá que los elementos espirituales del judaísmo, con los que nos encontramos a cada paso, sean plenamente erradicados. De este hecho se deriva el importante papel de la investigación de las almas raciales».
Ahnenerbe no fue sólo una organización elitista de «arqueólogos» y «antropólogos» al servicio del ocultismo nazi. También surtió de seres humanos a la experimentación médica del Tercer Reich. En la entrevista que hizo González a Heather Pringle, la investigadora habla sobre las atrocidades médicas patrocinadas por la sección de las SS: «August Hirt y Bruno Beger seleccionaron prisioneros judíos para la “colección de esqueletos”. Hirt también los expuso a gas mostaza». La Ahnenerbe inoculó la vacuna del tifus a personas sanas, y también experimentó con gas fosgeno.
August Hirt seleccionó prisioneros judíos para la «colección de esqueletos» |
Tras el «Proceso de los doctores» de los juicios de Nuremberg, Wolfram von Sievers, director de la Ahnenerbe, fue el único miembro de la sección ocultista de las SS condenado a muerte y ajusticiado por su participación en el suministro de seres humanos a los experimentos médicos que se realizaron en los campos de concentración del Tercer Reich. Los intentos de los nazis por descubrir la esencia aria viajando por todo el mundo y experimentando con seres humanos no dieron fruto alguno. Tampoco pudieron determinar qué era la «raza judía». Los investigadores alemanes fueron incapaces de definir científicamente a la raza judía, que no era más que un constructo ficticio. Un estudio revelaba que el 11 por ciento de los niños judíos eran rubios y de ojos azules.
Himmler y Hitler, algunas diferencias
En el gran mitin del partido nazi en septiembre de 1936, Adolf Hitler dirigió contra el primer presidente de la Ahnenerbe, Herman Wirth, las siguientes palabras: «Nosotros no tenemos nada que ver con esos elementos que sólo entienden el nacionalismo en términos de habladurías y sagas y que, en consecuencia, lo confunden demasiado fácilmente con vagas frases nórdicas, y que ahora están iniciando una investigación basándose en una mítica cultura atlante».
Karl-Maria Wiligut se creía descendiente del dios Thor |
Himmler no pensaba igual. Sobre el «reichführer», Himmler quería librar a la Alemania nazi del cristianismo. Para conseguirlo entre otras cuestiones, cultivó de forma muy especial una gran amistad con Karl-Maria Wiligut, un excoronel del Ejército Imperial de Austria y antiguo paciente psiquiátrico que a sus 67 años afirmaba ser descendiente del dios nórdico Thor y poseer conocimientos secretos de las antiguas tribus germánicas.
El encargado de crear la Ahnenerbe fue uno de los
miembros del Partido obsesionado por el ocultismo: Heinrich Himmler, comandante
en jefe de las SS nazis (un cuerpo de soldados de elite dedicados, entre otras
cosas, a la protección de Hitler). Himmler era con toda seguridad el más fanático
creyente en las ciencias ocultas, profesando una fe ciega en "las fuerzas
desconocidas que nos rodean.
Ya en el poder se hizo con la dirección de las
temibles SS. Un cuerpo de élite o de monjes guerreros, como a él le gustaba
denominarlos, con los que formaría una auténtica Orden Negra que seguiría los
preceptos del antiguo paganismo germano y los dogmas de fe del nazismo como
creencia religiosa.
Himmler dio la orden para la constitución de la
sociedad inspirado por Hermann Wirth, profesor holandés especialista en el
estudio del germanismo. El primer departamento de la organización fue creado
directamente por Wirth, y prestaba particular atención al estudio del antiguo
alfabeto rúnico que tanta importancia tendría en la simbología del nazismo.
De hecho, tal era su admiración por el lenguaje rúnico
que escogió como símbolo para la Ahnenerbe uno de estos emblemas; el de la vida.
Objetivos oficiales y organización
Los objetivos de la sociedad eran fundamentalmente
tres: investigar el alcance territorial y el espíritu de la raza germánica,
rescatar y restituir las tradiciones alemanas, y difundir la cultura tradicional
alemana entre la población
Tras la formación de la sección dedicada al estudio
de las runas vinieron varias más. En 1936 se constituyó el departamento de lingüística,
en 1937 el de investigación sobre los contenidos y símbolos de las tradiciones
populares, y un año después el departamento de arqueología germánica. Este último
se haría famoso por sus extrañas expediciones.
Estas actividades, extraordinariamente
diversificadas hacían que se multiplicaran los departamentos en el seno de la
sociedad. Llegó a tener 43, dedicados a danzas populares y canciones
tradicionales, estilos regionales, folclore, leyendas, geografía sagrada,
ciencias paranormales, etc.
De todas las premisas necesarias que había que
cumplir para formar parte de la Ahnenerbe, la principal era la de contar con el
título de doctor universitario. Por su parte, el sistema de trabajo consistía
en la organización de diferentes grupos de estudio a cargo de un coordinador.
Sin embargo, no todas las secciones de la Ahnenerbe
tuvieron la misma repercusión. Entre las más conocidas, se encontraba la rama
ocultista. La sección esotérica estaba a cargo de Friedrich Hielscher y Wolfram
Sievers; así mismo el famoso escritor Erns Jünger y el filósofo judío Martin
Buber colaboraron con ella.
El origen
Pero, en contra de lo que pudiera parecer, esta
sociedad no nació de la nada, sino que basó su estructura y la mayoría de sus
ideas en una organización conocida como la sociedad Thule. Este grupo, que
estuvo operativo desde la primera década del siglo XX hasta la creación de la
Ahnenerbe, destacó porque contaba con un líder que se autodenominaba el
precursor del anticristo.
Un joven Adolf Hitler pasaría a formar parte de
esta organización una tarde de 1922. Para entrar se debía facilitar una fotografía
que el Gran Maestre examinaba para descubrir en los rasgos antropométricos
huellas de sangre extranjera. Asimismo, tenían que jurar pureza de sangre hasta
la tercera generación.
Sin embargo, por lo que destacaba esta secta era
por su particular forma de hacer justicia en las calles de Baviera, su sede
principal. Sólo entre 1918 y 1922 se contabilizaron (en este estado) 354 crímenes
y asesinatos políticos. Se supone que las fuerzas de seguridad estaban casi siempre
al corriente de esta “justicia paralela”, y es que muchos de los oficiales de
la policía eran adeptos de la sociedad Thule.
Entre las prioridades de la Ahnenerbe se encontraba
el acabar con el cristianismo y dar forma a una religión propia del nazismo;
Una de las consignas subterráneas del régimen nazi era eliminar progresivamente
la influencia que para el pueblo alemán tenían los ritos de la Iglesia Católica.
Para ello, la organización disponía de uno de los
mayores y más conocidos personajes dentro del ocultismo nazi: el «sumo
sacerdote» Friedrich Hielscher. Aunque se conoce poco de este maestro de lo
paranormal, las investigaciones coinciden en que era temido por todos los
oficiales alemanes.
Para que nos hagamos una idea, el jefe de la
Gestapo (policía secreta alemana) le profesaba una profunda devoción. Heinrich
Himmler hablaba de él en respetuosos susurros y le consideraba la figura más
importante de Alemania después de Hitler.
Para lograr acabar con el cristianismo, Hielscher
creó a través de Himmler una religión basada en la sangre y el valor de los
soldados alemanes. A su vez, hizo que las fiestas paganas se superpusieran a
las cristianas, de esta forma, pretendía que los cristianos dieran de lado a
sus creencias y abrazaran la nueva religión de la Ahnenerbe.
Himmler y su Estado Mayor personal, constituido por
hombres de su más absoluta confianza concibieron un calendario festivo para la
Orden Negra de las SS que establecía unas fechas sagradas a lo largo del año. En
ellas, las SS renovaban sus compromisos de honor y lealtad para con el Führer y
la orden.
Estas festividades servían para sustituir a las
fiestas cristianas por otras que estuvieran más próximas a la tradición germano-pagana.
Una de las celebraciones más llamativas que se llegó a suprimir fue la de la
Navidad. De hecho, el día en que se recuerda el nacimiento de Jesús se cambió por
una jornada en la que se reverenciaba al sol.
Efectivamente, en el 25 de diciembre se conmemoraba
el “día del nacimiento del sol invencible” –el Sol Invictus, que para los romanos
representaba el nacimiento de Mithra-, es decir, el día en que este astro,
después de ir acortando su presencia desde el solsticio de verano, parecía
recobrar nuevamente sus fuerzas tras el periodo agónico del otoño y la muerte
invernal.
A su vez, otras fiestas pasaron a ser suprimidas en
favor de las nuevas creencias nazis; Otros períodos del año habían sido
igualmente reciclados en forma de fiestas neopaganas. La Pascua se transformó en
la fiesta de “Ostara”, por ejemplo. En este caso, los miembros de las SS
celebraban el comienzo de la primavera recordando a la diosa de la fertilidad
que da nombre a esta celebración.
Los nuevos matrimonios nazis
Además, la Ahnenerbe buscaba que el rito del
matrimonio cristiano fuera sustituido en favor de una ceremonia creada por los
nazis. Hace poco se ha revelado una filmación inédita que muestra la ceremonia
llevada a cabo por una pareja para contraer matrimonio bajo el ritual de las SS.
En ella, se ve claramente que la sala en la que se
celebra la ceremonia esta presidida por una gigantesca bandera negra con una S
rúnica grabada en plata. Previamente los cónyuges habían realizado su
matrimonio civil y en el curso del acto el oficial superior –el propio Himmler
en este caso- les entrega el pan y la sal, símbolos de la tierra y de la
fertilidad.
Por supuesto, para que se celebrara la unión de la
feliz pareja era también necesario demostrar la pureza de sangre, es decir, que
ambos eran alemanes. Como curiosidad, también destaca que, como principales
regalos del matrimonio, no solía faltar un ejemplar del «Mein Kampf» («Mi lucha»).
Tras cumplir todos estos preceptos, el marido y la mujer estaban listos para
vivir felices en el Reich.
Bautismo y muerte en las SS
Dos de los ritos que se practicaban en las SS y que
la Ahnenerbe pretendía que se extendieran con el tiempo a toda la sociedad
alemana eran los de un curioso bautismo y una extraña forma de dar el último
adiós a aquellos miembros de la Orden Negra tras su muerte.
En el primero de los casos, su funcionamiento: «Durante
el bautismo del hijo de un afiliado a la Orden Negra se les hacía entrega de
una medalla con signos rúnicos para el recién nacido, y se pronunciaba la fórmula
de ingreso del bebé en la comunidad de las SS.
Por otro lado, el castillo que servía de sede para
la Ahnenerbe guardaba en su interior una curiosa estancia dedicada a venerar
los restos de sus miembros. En la cripta, se hallaba la sala de los muertos, un
recinto abovedado y circular. Albergaba en su centro una pira y en los muros
doce habitáculos en los que se ordenó que se levantaran trece alturas alrededor
de una gruesa mesa de piedra.
Se hizo para el momento en que un miembro de tan
restringido círculo de elegidos en las SS dejara este mundo. Entonces, se debían
colocar sus cenizas en la correspondiente urna encima de uno de esos altares,
justo después de que el escudo de armas del fallecido acabara de ser pasto de
las llamas, y todo para que fuesen veneradas al mejor estilo religioso por el
resto de los supervivientes.
En el techo de la bóveda, justo encima de la pira,
se encuentra todavía una esvástica y cuatro aspilleras por las que el humo del
ritual fúnebre debía ascender, formando una columna.
Finalmente, una última y curiosa práctica de este
grupo (o secta) pudo observarse cuando el tribunal aliado juzgó por crímenes
contra la humanidad en Nuremberg a dos de los principales líderes de la
Ahnenerbe, Hielscher y Sievers. Y es que, ambos mostraron una extraña actitud
durante el proceso.
El prisionero (Sievers) escuchó con extraña
indiferencia su condena a muerte y, acompañado por Hielscher, se hincó de
rodillas mientras este entonaba los cánticos de una misa negra. Un himno final
de adoración a los poderes del mal que aguardaban a su alma al otro lado de la
tumba
Tal y como relatan sus cuidadores de celda;
Pronunció oraciones en una lengua desconocida, oraciones de un culto que nadie
conocía y del que no habló jamás.
Adaptacion de articulos originales de Manuel p.Villatoro y guillermo llona
Me ha parecido un gran articulo.
ResponderEliminarUn saludo
Ya sabía de la visita de Himmler a España, aunque es algo bastante desconocido. Un artículo muy completo e interesante .
ResponderEliminarUn blog excelente, me ha gustado mucho.
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